sábado, 2 de mayo de 2015

Dos Hombres de peso (Magazine Delicacy)

Ernesto y Fabrizio se sentaron en los grandes sillones blancos frente al gran plasma brillante que sintonizaba un partido de futbol inglés. Afuera los pájaros cantaban y algunas mariposas naranjas se reposaban en las grandes ventanas limpias de la casa. Todo estaba en calma dentro del country y cerca de la casa el piletero estaba bajo el sol limpiando las aguas de la pileta echando un poco de cloro y barriendo con una escoba larga el fondo cristalino azul claro.
Fabrizio llamó a la mucama. Ella se acercó.
-Tráeme una merienda y algo para tomar… lo que mi socio prefiera.
-Cerveza, por favor.
La mucama se alejó hacia la cocina a preparar la merienda y servir dos grandes vasos de cerveza helada importada. Llevó los vasos a la mesa ratona del living, entre los sillones y el plasma, y se alejó hacia la cocina a seguir preparando la merienda.
Fabrizio tomó un vaso con la mano y miró a su huésped hacer lo mismo, luego habló:
-Ernesto, no sabía que te gustaba la cerveza.
-Sí. Sé que es una bebida de tontos. De alemanes. Es sucia y te hincha la pansa, pero a veces me apetece.
-Suerte que yo tengo cerveza en este momento…
-¿No te gusta?
-No. Pienso como vos. Es bebida de pobres.
Ambos tomaron más de medio vaso de cerveza con gran gusto medido. Era buena. De Republica Checa, y estaba helada, al borde de la escarcha.
-¿Como estuvo la cosecha este febrero?
-Bien Ernesto, bien… me preocupa el Estado… sigue presionando y presionando…
-¿Más que nuestros competidores?
-Si. A nuestros competidores le mostramos los dientes y ellos se asustan. Los del Estado son tan idiotas que le mostramos los dientes y no entienden qué queremos decirles…
-Son primitivos… simplemente primitivos…
-Ernesto, ¡Estos tipos están intentando contar el Tesoro Nacional! ¡Nuestro Tesoro Nacional!
-Se lo roban todo y dejan algunas migajas y les dicen al pueblo que están equiparando la riqueza… yo no sé qué hacemos en este país todavía…
-Yo te lo digo: nos quedamos acá por lo que amamos. Porque queremos que su gente tenga oportunidad…
-Gran corazón, eso es lo que tienes Fabrizio… un gran corazón.
-De todas formas los éxodos empezaron hace meses… todos se están yendo a Europa, China, Brasil…
-¿Parece el éxodo judío de 1890 no?
-Si. En realidad parece el fuckin éxodo judío de toda la historia judía… esas ratas… siempre escapando. ¿Un inocente no escapa nunca, verdad?
-Claro que no.
Ambos siguieron tomando de sus cervezas con gestos medidos. Afuera el piletero seguía trabajando quitando unas pocas hojas de árbol otoñal que habían caído a la superficie de la pileta.
El huésped se sintió algo incómodo así que le habló a su socio que estaba mirando fijo el plasma viendo el partido de fútbol.
-Fabrizio, ¿tu familia sigue en Italia?
-Si. Están con las vacaciones de mi hija, le dieron unas semanas de descanso en el Instituto.
-¿Ella está mejor?
-Si. Conseguí enderezarla…
-¿Cómo?
-No importa.
La mucama llegó con unos sandwiches enormes de carne y unas cazuelas con fiambres y aceitunas.
-¿Quiere más cerveza señor?
-Si, por favor.
La mucama trajo más cerveza y luego se marchó.
-¿No vas a contarme como la enderezaste?
-Tuve que soltar unos billetes.
-¿Qué significa eso?
-Tuve que pagarle a una amiga de ella para que me llame cada vez que mi hija consumía droga…
-¿Y eso en que te ayudó?
-Que empecé a llamarla al celular cada vez que ella estaba drogada y le hacía un escándalo por notarla drogada…
-¿Sirvió?
-Si. Al mes que discutíamos pude internarla en sus tiempos libres… ahora estudia y bien sale va a la clínica… y así está mejor.
-¿Es una buena clínica verdad?
-Una de las diez mejores de Italia.
-¿Diez?
-Bueno, de las cinco mejores, en realidad.
Ambos comieron sus sandwiches sin mirarse viendo el partido de fútbol inglés.
-Tuvimos que haber invertido ahí, ¿no?
-Ernesto, ya te lo dije: el fútbol no me gusta. Los inversores y auspiciantes son demasiado tontos… demasiado…. a la moda…
-Pero de todas formas no es un negocio que se caiga… mira la tribuna, mira el rating, mira los partidos que se arman sin sentido semana tras semana… el mundo parece estar en crisis pero todos siguen comprando sus tickets y yendo a sentarse en la butaca para ver a esos idiotas corriendo detrás de una pelota como si fueran rockstars
-La música ha caído totalmente… no supieron mantenerse…
-La música sólo tuvo sus dos buenas décadas como buen business… pero ya volvió a ser lo que era: una mala inversión.
Ambos comieron en silencio y tomaron más cerveza. Afuera la noche empezaba a caer sobre esa mitad del planeta. Los grillos empezaban su canto y las luciérnagas brillaban tenuemente sobre los arbustos.
El piletero entró en la casa por la puerta de atrás procurando no hacer ruido.
Pasó detrás de Ernesto y Fabrizio sentados en el sillón. “Son hombres intuitivos” pensó “podrían saber que estoy aquí detrás sólo oliéndome”, camino con cuidado conteniendo la respiración. Ellos no lo vieron. Fue hasta la cocina y tomó un cuchillo, eligió el más grande y filoso.
El partido estaba yéndose al entretiempo. Ernesto tragó el último bocado y vació su vaso, luego habló.
-Me voy a ir a mi casa. Gracias por la merienda. Estuvo buena.
-Oye, Ernesto, quiero un vaso de cerveza más, porqué no me acompañas.
-No, la cerveza me hincha…
-Bueno, quédate aquí acompañándome mientras me tomo un vaso, sé bueno.
-Está bien, te espero.
Fabrizio tomó su vaso y se levantó y camino hacia la cocina para volver a llenarlo. Antes de acercarse a la puerta escuchó un ruido entre la oscuridad de la cocina. “Podría ser un ladrón”, pensó, así que fue rápidamente hacia el armario y sacó su magnum 47. Ernesto no se había dado cuenta de nada, y mejor que así sea. Caminó lentamente a la cocina y afiló su intuición: Sí, había alguien dentro. Entonces, apresuradamente, entró a la cocina y prendió la luz.
Gómez, su piletero, estaba a oscuras cortando algo de la carne deliciosa agridulce que Fabrizio guardaba en la heladera para las meriendas.
-¿¡Que es esto Gómez!?
- ¡Señor! Perdón, sólo tenía mucha hambre y… y…
-¿Hambre? Pero yo a usted le pago, ¿No es así? ¿¿No es así??
-Si señor, no se enoje, espere… ya sé, tiene razón, pero es que realmente…
-¡Usted sólo es un ambicioso que se aprovecha de mí!
-No señor, le pido perdón, es que estuve todo el día trabajando y no comí nada en todo el día y…
-¡Encima mal agradecido! Gómez, tiene dos minutos para irse por la puerta y no volver nunca! Está despedido y no tiene derecho a hacerme ningún inconveniente legal! Agradezca que no vacíe estos cartuchos de plomo en su pecho Gómez! Delincuente!
- ¡ Perdón señor ! Pero no me eche, se lo ruego, tengo familia, hijos y…
-Lo hubiese pensado antes de robarme comida! Y en todo caso lo hubiese pensado antes de tener hijos con su mujer! Ese no es mi problema, ahora, fuera!
Gómez dejó el cuchillo en la mesada y salió lagrimeando por la puerta con la cabeza baja. “Si… estos hombres son intuitivos, fuertes…” pensaba para sí mismo, “¿y ahora qué voy a hacer?. Antes de abrir la puerta e irse, se dirigió nuevamente a Fabrizio.
-Señor… perdón pero… ¿al menos puede pagarme el día de hoy?…
-Si Gómez, ya se lo pagué. El pago está en su panza: es la carne que acabó de robarme. Ahora váyase.
Fuera la noche se hacía total y los bichos de luz jugaban sobre los matorrales mientras el mundo seguía su curso.

por Fede Frisach
en http://magazinedelicacy.com/variete/dos-hombres-de-peso/
el 28/2/15

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