La oscuridad se rompe con
las luces tenues que surgen lentamente. La musica genera un ambiente
suspendido, meditativo, y entre las sombras aparece la figura de Rhea
Volij, plantada, como un arbol, en el escenario, contorcionada,
doblada, observando entrecruzada un punto fijo.
"Amar a la niña de
fuego" es una obra experimental llevada a cabo por Rhea Volij en
el teatro "Pata de Ganso", los sábados a las 21 hs. Es
una obra para contemplar el cuerpo humano. Para contemplar su forma y
belleza y su gracia, llevada por momentos a la tensión, a su estado
repulsivo.
Acompañada por la música
que vibra como en un limbo, Volij se mueve sobre un escenario oscuro,
de foco en foco. Su cuerpo tiene marcas, desnudo, y toma a su tiempo
expresión por expresión. Por momentos invocando una perfecta
relajación y belleza. Y por momentos, incoherente, carente de
armonía.
Una obra para pasear por
las sensaciones que Volij trasmite. Es contemplar su rostro, su
cuerpo, su respiración. "Amar a la niña de fuego" es ser
parte de una danza extravagante. Formar un estado de meditación
alternativa con Volij. Romper los esquemas. Relajarse y sentir el
baile. La obra camina sola, los colores entran y salen del escenario,
la respiración está controlada, el cuerpo domado, la mente en
silencio. Como toda obra experimental, acá nadie te dice qué
pensar. El espectador debe querer percibir la emoción. Entregarse al
juego.
La música es importante,
de parte de Cluster y Claudio Peña. Carloc Coccia se encarga de una
iluminación de caracter vital en la obra, que es dirigida y actuada
por Rhea Volij, con la asistencia de Alfrida Podlischevski. Crean una
experiencia especial. Que ocurre en zona abasto, en el centro de la
ciudad. Generando un paréntesis entre el afuera y el interior. Entre
la experiencia y el pensamiento. Abriendo una brecha mágica.
Profunda.
Por Fede Frisach
para www.espectaculosdeaca.com.ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario