lunes, 15 de junio de 2015

La Escritura (Magazine Delicacy)

Hay un instante donde la escritura empieza a ser tu mundo y dejas de vivir en el sitio donde viven las otras personas. Surge de a poco, con el pasar de los años. Se genera un diálogo interno con tus propios libros y tus puntos de vista y con verdades escritas en otros tiempos y en otros países que empiezan a formar parte de tu vida habitual.
Este mundo extraño tampoco es común para todos los lectores, ya que cada uno sigue su propio camino. En cuanto a mí, hubo momentos y autores que aparecieron en el momento decisivo para decirme de alguna forma lo que necesitaba para así seguir.
También es extraño cuando no te sentís unido del todo al mundo común de las personas como tampoco al mundo de los otros locos.  De alguna forma yo repelo al mundo intelectual. En lugar de ser un desafío intelectual y racional, para mí la escritura es más parecida a la música o la pintura. Debe tener una estructura bella, debe verse bien asentada en cada renglón, debe tener fuerza propia y voz. Es una entidad que cobra vida. Todos pueden escribir. Pero la escritura debe ser exacta. Como una pintura sobre un gran lienzo donde cada error se hace ver estropeando el conjunto. Todo debe estar en el lugar indicado con un orden bello de armonía. Son muy pocos los que lograron dejar de temerle al espacio en blanco y pudieron domar el arte con coraje. Para hacerlo se debe tener necesidad, coraje, y algo de viveza callejera.
Hay algunas cosas sueltas, algunos poemas que de alguna forma cambiaron mi vida para siempre. Abrieron mi mente en dos aunque yo siempre supe en silencio lo que el libro me estaba proponiendo. No es aprender, sino recordar. El shock se produce cuando leés en una hoja lo mismo que pensás hace años y nadie sabe. Es algo mágico. Atrás de cada libro hay un autor. Y este encuentro es una unión con ese autor, con esa persona similar a uno en un mundo de miles de millones de individuos diferentes. Es un milagro. Como encontrar un amigo que viaja por el tiempo y el espacio por puro placer y riesgo.
Porqué no recordar aquí algunas de las poesías que me asentaron externamente lo que yo ya sabía en mi interior.
Esta, de Bukowski, por ejemplo, se llama “Se amable”:
“Siempre nos piden
que entendamos el punto de vista
de los otros
sin importar si es
anticuado
necio
o asqueroso.

A uno le piden
que entienda
amablemente
todos los errores de los otros
sus vidas desperdiciadas
sobre todo si son
de edad avanzada.

Pero su edad es lo único
en que nos fijamos.

Han envejecido
mal
porque han
vivido
sin enfoque,
se han negado
a ver.

¿Que no es culpa suya?
¿culpa de quién?
¿mía?
se me pide que oculte
mi opinión
ante ellos
por miedo a su
miedo.

La edad no es un crimen
pero la verguenza
de una vida
deliberadamente
desperdiciada
entre tantas
vidas
deliberadamente
desperdiciadas
sí lo es.”
También fue este fragmento de un relato de Bukowski, creo que de su “erecciones, eyaculaciones…”donde describe cuando se sienta en el asiento de atrás en un patrullero de la policía de Los Angeles, en Estados Unidos, escuchando la conversación de los policías.
(…) si el equipo de fútbol los Dodgers ganaban, ganaban ellos. Si un hombre aterrizaba en la luna, ellos aterrizaban en la luna. Pero que un hombre que se muera de hambre y les pida unos centavos… ¿no tiene identificación? jódete. Comemierda. (…) Aún no se ha dado el caso de un muerto de hambre que haya ido a pedirle unos centavos a un policía. Las estadísticas son claras.”
Pero gracias a dios llegué a Bukowski ya de adulto. Cerca de los 21 años. Desde que tenía memoria que el mundo entero me decía que debía leerlo. Por ejemplo, a mis 12 años era fanático de un escritor cubano de realismo sucio. Su libro “La Trilogía Sucia de la Habana“, donde relata la crisis terrible de los 90’s en Cuba tras la caída del muro de Berlín y la disolución de la URSS -más sus propios personales problemas de mal de amores, miedo a enfermedades mortales, distanciamiento familiar- hacen que este cubano vomite con belleza una pieza fundamental del dolor latino y la calle sucia llena de agujeros. Entre su locura tensa tiene destellos de belleza sublime. Como este poema:
Yo soy el vampiro

que siempre te sorprende

y chupa tu sangre.
Me alimento con tu sudor,
con tus lágrimas,
con tu semen.
Te quito el aliento
y te penetro besándote
hasta que ya ni sabes
que vivo dentro de ti.
Como un parásito.
Como una serpiente.
Como un virus.
Soy tu corazón y tu mierda.
Soy tu cerebro y tus manos.
Soy tus pies y tu lengua.
Y así te iré enloqueciendo
como un demonio encerrado en tu pecho.
Serás mía sin remedio.
La mujer del diablo.
Y cuando yo duerma,
porque entonces me quedaré dormido,
clavarás tus colmillos en mi garganta
y serás tú mi vampiresa
y chuparás mi sangre.
Y te alimentarás con mi sudor,
con mis lágrimas y mi semen.
Me quitarás el aliento
y me penetrarás besándome
hasta el alma.
Y yo viviré dentro de ti.
Y tú vivirás dentro de mí.”
Leer eso me cambió la cabeza. Me hizo comprender muchas emociones juntas que parecen a simple viste incompatibles, como por ejemplo, el sexo y el amor profundo espiritual, y la esperanza con el odio y la añoranza.
Jack Keruac me habló del escritor que decide dejar de pensar, soltar su mente. En su “Vagabundos de Dharma” los mochileros viajan por las rutas a puro vino y meditación compensando el dolor cósmico de la sociedad idiota de consumo:
Vagabundos del Dharma negándose a seguir la demanda general de la producción de que consuman y, por tanto, de que trabajes para tener el privilegio de consumir toda esa mierda que en realidad no necesitan y que siempre termina en el cubo de la basura una semana después.”
Podría escribir esto durante días. Recuerdo los nombres y emociones y pensamientos que me moldearon. Kahil Gibran Kahil diciendo “lo que no vive constantemente, muere constantemente“. Krishnamurti. Huxley. Sin contar mi juventud armándome con Sartre, Jung, Freud -innumerables más. Los demás no existen. Toda una carrera universitaria podría resumirse en 3 apellidos y poco más de dos docenas de libros. Querer aprender sobre los que menos han tenido injerencia en el mundo es como pedirle al mudo que te enseñe a hablar.
Muchos, son muchos los que pasaron cambiándome. Jodorowsky me abrió el cráneo en dos para separar con paciencia el hemisferio izquierdo y el derecho. Me dio orden y templanza. Él escribe:

¿Sabes que en cada instante puede producirse una mutación de conciencia, que puedes cambiar súbitamente la percepción que tienes de ti? Uno se imagina a veces que actuar es triunfar respecto al otro. ¡Que error! Si quieres actuar en el mundo, debes hacer que estalle esa percepción del yo impuesta, incrustada desde la infancia, que se niega a cambiar. Amplia tus limites sin fin, sin descanso. Entra en trance.
Déjate poseer por un espíritu más poderoso que el tuyo, una energía impersonal. No se trata de perder conciencia, sino de dejar que hable la locura original, sagrada, que está en ti. Deja de ser tu propio testigo, deja de observarte, se actor en estado puro, una entidad en acción. Tu memoria dejará de registrar los hechos , las palabras y los actos realizados. Perderás la noción del tiempo. Hasta aquí has vivido en la isla de la razón, descuidando las demás fuerzas vivas, las demás energías. El paisaje se ensancha. Únete al océano del inconsciente. Experimenta entonces un estado de supraconciencia en que no hay acto fracasado ni accidente. No tienes la concepción del espacio, DEVIENES del espacio. N tienes la concepción del tiempo, ERES el fenómeno que llega. En este estado de presencia extrema, cada gesto, cada acción son perfectos. No puede equivocarte, no hay plan ni intención Sólo la acción pura en el eterno presente.
No temas a liberar el instinto, por primitivo que sea. Superar lo racional no significa negar la fuerza mental: mantente abierto a la poesía de la intuición, a los fulgores de la telepatía, a voces que no te pertenecen, a una palabra venida de otras dimensiones.”

por Fede Frisach, publicado en:
http://magazinedelicacy.com/variete/la-escritura/

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