Luego de diez años separados, una pareja se reencuentra casualmente y se reúnen a conversar. Un living simple, dos sillones, una mesa, una guitarra detrás apoyada en su pie, una botella de vino tinto y allí sentados Silvia -Gabriela Izcovich- y su ex -Fabián Arenillas- observándose luego de una década de ausencias.
En el aire se conversa divertida, tensa y pasionalmente. Silvia le habla de su vida actual: trabajo, pareja, trabajo estable, en fin… todo está bien. Pero el reencuentro con su ex parece impactarla.
En el aire se conversa divertida, tensa y pasionalmente. Silvia le habla de su vida actual: trabajo, pareja, trabajo estable, en fin… todo está bien. Pero el reencuentro con su ex parece impactarla.
Él, tranquilo y cómodo y sentado en su sillón a un costado de Silvia, la observa. La ve linda, alegre, vital. Pero el conflicto es inminente. Todo diálogo lleva a malentendido. Parece haber un leve aroma a pasión que resiste a morir y ambos parecen no querer verlo. Y no pueden: simplemente cada uno siguió con su vida y elevó a su forma una nueva edificación sobre el pasado.
Pero la dramaturgia y dirección -por la misma Izcovich- es inteligente: hay una doble comunicación perpetua. Por un lado el aspecto superficial, protocolar de toda conversación que es interrumpida por los “¿cómo?”, los “¿qué?”, los “claro… ¿qué pensabas?”. Y por detrás un diálogo invisible, profundo y dolido.
“Estás Igual” es una obra que hace referencia a la vida emocional de las personas. Los años pasan, las parejas cambian, la vida sigue: pero a veces todo vuelve como un boomerang -como si la vida girara sobre sí misma o como una rueda o un mandhala -uno no puede resistirse a eso, uno no puede negarlo. Simplemente ocurre y así debe ser.
Del living de su ex al consultorio de su psicoanalista, del consultorio de su psicoanalista al hogar que mantiene con su pareja, del hogar a la sala de espera de un hospital: todas las escenas cambian pero la única en pie allí es Silvia, mientras Fabián Arenillas muta de personaje en personaje. Y no sólo muta en su forma de hablar y en su perfil, no. También modifica su postura corporal, la tensión de la espalda, el modo de respirar, cada ser humano que interpreta es único e irrepetible. El trabajo aquí realizado por Arenillas es majestuoso, es, para los que saben, digno de una estrella Internacional. Sin exagerar. Y los detalles que empeña la obra son sutiles para el ojo común y cargados de un humor brillante. El espectador es recibido como un ser humano con neuronas y sentimientos.
Y la rueda de la vida sigue girando: Mientras su analista se dirige a Silvia como si tuviera la solución de todo, discute como perro con su propia mujer por teléfono en medio de una sesión; mientras su actual pareja se atraganta cenando y termina internado, no puede digerir el reencuentro -¿amistoso?- de Silvia con su ex. Mientras un médico se encarga de la salud del enfermo, colapsa volviéndose loco. En todo caso Arenillas se luce representándolos a todos ellos, y en frente Izcovich en la piel de Silvia hace los malabares necesarios para pasar de situación en situación.
“Estás Igual” es una obra recomendable. Es sobre la vida real, vivida. Silvia es sin duda una buena mujer. Pero su corazón está enclaustrado. Está llena de pasión, de alegría, vida y ternura, pero como el común de las personas, no lo sabe. Como mujer es fuerte, y los hombres que la rodean también. Todos ellos tienen intenciones sanas. Pero todos allí están unidos por algo peculiar: sus límites emocionales. Todos están marcados por la vida, todos han sufrido y luchan incansablemente para dejar de hacerlo. Lo que siempre hay detrás de los corazones heridos es un amor no correspondido o prohibido, o silenciado -pero amor al fin.
Es una obra que da para pensar: Lo que a la larga siempre hay -fuera y dentro de la sala del teatro- es la conciencia arrojada al amor, a la soledad, al conflicto, al goce… a la larga, todo lo que hay es vida por vivir y muerte por experimentar. Nada puede detener el tiempo, ni a los hechos, ni a la vida… por eso siempre hay que avanzar. Es lo único que hay por hacer: avanzar… y vivir. Siempre vivir.
Pero la dramaturgia y dirección -por la misma Izcovich- es inteligente: hay una doble comunicación perpetua. Por un lado el aspecto superficial, protocolar de toda conversación que es interrumpida por los “¿cómo?”, los “¿qué?”, los “claro… ¿qué pensabas?”. Y por detrás un diálogo invisible, profundo y dolido.
“Estás Igual” es una obra que hace referencia a la vida emocional de las personas. Los años pasan, las parejas cambian, la vida sigue: pero a veces todo vuelve como un boomerang -como si la vida girara sobre sí misma o como una rueda o un mandhala -uno no puede resistirse a eso, uno no puede negarlo. Simplemente ocurre y así debe ser.
Del living de su ex al consultorio de su psicoanalista, del consultorio de su psicoanalista al hogar que mantiene con su pareja, del hogar a la sala de espera de un hospital: todas las escenas cambian pero la única en pie allí es Silvia, mientras Fabián Arenillas muta de personaje en personaje. Y no sólo muta en su forma de hablar y en su perfil, no. También modifica su postura corporal, la tensión de la espalda, el modo de respirar, cada ser humano que interpreta es único e irrepetible. El trabajo aquí realizado por Arenillas es majestuoso, es, para los que saben, digno de una estrella Internacional. Sin exagerar. Y los detalles que empeña la obra son sutiles para el ojo común y cargados de un humor brillante. El espectador es recibido como un ser humano con neuronas y sentimientos.
Y la rueda de la vida sigue girando: Mientras su analista se dirige a Silvia como si tuviera la solución de todo, discute como perro con su propia mujer por teléfono en medio de una sesión; mientras su actual pareja se atraganta cenando y termina internado, no puede digerir el reencuentro -¿amistoso?- de Silvia con su ex. Mientras un médico se encarga de la salud del enfermo, colapsa volviéndose loco. En todo caso Arenillas se luce representándolos a todos ellos, y en frente Izcovich en la piel de Silvia hace los malabares necesarios para pasar de situación en situación.
“Estás Igual” es una obra recomendable. Es sobre la vida real, vivida. Silvia es sin duda una buena mujer. Pero su corazón está enclaustrado. Está llena de pasión, de alegría, vida y ternura, pero como el común de las personas, no lo sabe. Como mujer es fuerte, y los hombres que la rodean también. Todos ellos tienen intenciones sanas. Pero todos allí están unidos por algo peculiar: sus límites emocionales. Todos están marcados por la vida, todos han sufrido y luchan incansablemente para dejar de hacerlo. Lo que siempre hay detrás de los corazones heridos es un amor no correspondido o prohibido, o silenciado -pero amor al fin.
Es una obra que da para pensar: Lo que a la larga siempre hay -fuera y dentro de la sala del teatro- es la conciencia arrojada al amor, a la soledad, al conflicto, al goce… a la larga, todo lo que hay es vida por vivir y muerte por experimentar. Nada puede detener el tiempo, ni a los hechos, ni a la vida… por eso siempre hay que avanzar. Es lo único que hay por hacer: avanzar… y vivir. Siempre vivir.
por Fede Frisach
publicado en
http://www.espectaculosdeaca.com.ar/estas-igual-2/
el 17 de abril
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