sábado, 2 de mayo de 2015

Moluscos Contagiosos (Magazine Delicacy)

Eran como burbujas. Verrugas en el tronco del pene y yo las miraba todos los días. Pensé que eran granos, no. Son verrugas. Que mierda. Algun amigo me había contado de ese virus que se ponía en el pene de por vida y que se tenía que quemar con una maquina enorme que disparaba un rayo lazer blanco que ardía. Pero en mi caso las berrugas no estaban en la cabeza sino abajo en el tronco. Qué raro. Por esos días tenía sexo con Daniela y ella no decía nada sobre eso. Parecía no verlas.
Pero todo me parecía raro. ¿Que eran? ¿Porque Dani no decía nada? ¿No lo vería? ¿No le importaba? ¿Era un delirio exagerado mío?.De todas formas como eramos los dos muy juguetones y abríamos la cancha para todas las zonas posibles del cuerpo humano, empecé a precuparme. Sería horrible que la chica tenga burbijitas en el labio y me diga “¿que es esto?” y yo no tenga ni idea. Fui al dermatologo a verme y pensando que sería aquel virus que se quema con una pistola de frío, estaba bastante asustado.
Bueno, fui, me senté en la sala de espera. Al rato salió el tipo, de pelo blanco y zapatos brillantes. Me hizo pasar al consultorio.
-¿Que sucede joven?
-Tengo algo en el tronco…
-¿Qué?
-Tengo algo en el tronco del pene.
-Miremos.
Me senté en la camilla y le mostré. Se inclinó. Un acto reflejo mío creyó que iba a besarlo. No lo hizo.
-Mmmm…
Esperé en silencio.
-Mmm… es un hongo…
-Haa..no es un virus?
-No. Es un hongo. Se llama Molusco Contagioso.
El peor nombre de todos.
-Bueno, que hago?
-Te voy a dar unas pastillas.
Respiré aliviado
-Y después te voy a quemar con la pistola de frio.
Respiré contracturado.
-¿¿Es necesario doctor??
-Veamos..si con las pastillas se va. No, no es necesario. Si sigue ahí después de una semana con las pastillas, hay que sacarlo con la pistola de frío.
Está bien. Me lo merecía. Era lo menos. Y la estaba sacando barato. De hongo a virus había una gran diferencia. Más con todos los virus que andaban sueltos pór ahí…
Entonces me vestí, me dio la receta.
-Tenes que firmar aca- y señaló un papel. Era una planilla de la obra social y por mi firma el tipo les cobraba a ellos. Sonó mi celular, lo apagué sin atender y firmé. Nos saludamos y me fui… rezando.
El tipo me había dicho que el hongo se contagia con relaciones sin cuidado. Le di las gracias a Noelia y a su ex- novio que le llevaba 12 años (era un fakin pervertido) y cuando me enteré que habían vuelto juntos, me reí en mis adentros esperando que ambos sean quemados por esa pìstola, jajajá.
A la semana estaba nuevamente en el consultorio. Volví a pasar, conté que estuve tomando las pastillas y mostré el hongo. El tipo preparó todo para quemarme.
La pistola era una maquina para disparar con una lupa enorme. Como una mira. Donde el tipo acercaba la cara y luego apretaba el gatillo. Yo no miré cómo era el disparo. Simplemente miraba fijamente el ventilador de techo que estaba sobre mi cabeza. En mi cerebro resonaba: “No pienses en el dolor, no pienses en el dolor, no pienses en el ¡¡AAAAAAAAAYYY!!”.
Por si no lo sabes, el frío quema… y mucho. Después de unos segundos de disparo, el tipo agarró una espátula y me arrancó los granitos del hongo sobre el pene que estaba sonrojado y con algo de sangre. Bueno, vale, no quiería entrar en detalles pero me es inevitable. Aveces me gusta arrojarme donde nadie quiere ir. Como un loco tomando impulso para cruzar la vía del tren con el tren cerca o como saltar un alcantilado del doble de largo de tus propias piernas. No se porqué, y no me interesa. Soy así. Y bueno, volviendo al consultorio, el tipo me puso un liquido que ardía, una gaza, me vestí, le firme de nuevo su planilla, sonó mi celular, lo corté y me fui.
A la semana volví. Lo mismo. Todabía tenía 3 granitos. El tipo sacó la pistola y otra vez el ventilador que estaba sobre mi cabeza. La misma mierda. Terminamos, le firmé y me fui.
Pero tuve que volver.
Me quedaban 2 granitos. No podía creerlo. La misma mierda. Volví por más pistola – ventilador – espátula. Sonó mi celular de nuevo. El tipo me miró extrañado.
-¿Cuál es tu trabajo que te llaman tanto?
-Logistica.
Y acto seguido me dio la plantilla para firmar y entoncés entendí todo: el viejo sacaba el hongo por partes, para hacerme volver y seguir firmándole su planilla. ESO era SU – LOGISTICA. Viejo de mierda. Lo saludé con la mano izquierda, y volví rengeándo a mi casa.
Me quedó un granito del hongo.
Me lo arranqué con la espátula yo mismo. Sin frio. Sin planilla y sin firma. A la mierda. La mayoría de los médicos están en el negocio para pagar el alquiler y tomarse unas vacaciones en países limitrofes.
Yo creo que esa clase de médicos -y de profesionales- se merecen la pistola.
De fío, claro.

por Fede Frisach
publicado en http://magazinedelicacy.com/variete/moluscos-contagiosos/
el 7/2/15

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