El teatro “El Método Kairós” tiene un pequeño bar en su entrada donde ponen música agradable dejando la carta de comidas sobre la mesa mientras el público espera sentado a que den sala. Es un lugar ameno para sentarse a conversar en la espera o simplemente estar sentado y leer algo o hacer algunas anotaciones con el olor a café invadiendo el ambiente y el clima cálido antes de la función.
“Sueño de una noche de verano”. Sabemos que este libreto lo escribió hace más de 400 años el famoso William Shakespeare en el Reino Unido. ¿Cómo se adaptará el guión al nuevo milenio, a Sudamérica, a la modernidad?
La obra es dirigida por Agustín Chenaur y Mariana Moschetto que decidieron conservar la dramaturgia original salvo por pequeñas variables. Claro, antes que nada debería gustarte la obra de Shakespeare y ser uno de los que lo defienden a capa y espada de la A a la Z. El mundo está lleno de aquellas personas que simplemente no pueden ser críticos con los clásicos. Pero, por otro lado, Chenaut y Moschetto hacen un buen trabajo. Bajo un juego de luces y música vertiginosa la obra empieza introduciendo al espectador en un estado onírico. Y es que la obra apuesta por ese sendero. Se juega todo el tiempo con los contrastes de la realidad, del sueño, de los miedos, de lo ridículo y lo certero y lo posible e imposible -una pareja de enamorados camina por el mismo bosque que una pareja de desenamorados. Un trío -totalmente onírico, lunático- de hadas del inframundo exponen sus planes y por otro lado, un cuartero de trabajadores se organizan como bufones y planean una actuación para la boda real -echo del cual Shakespeare se inspiró para hacer la obra.
La obra dura cerca de cien minutos, y es una buena apuesta tanto para niños como para niñas, y claro está: un adulto amante de Shakespeare tampoco puede perdérsela. La puesta en escena, las emociones, los gestos y los estímulos hacen de esta una obra infantil. Además de dirigir, Agustín Chaneaut actúa -y actúa bien- sosteniendo su extríonico personaje a lo largo de sus diálogos que brillan como una estrella en medio de sus compañeros que lo acompañan en gracia y soltura. Sofía Black Kali se muestra hermosísima, dulce, como un oasis perfecto en el desierto. Y un gran elenco -cerca de una docena de actores- los sostienen mientras las escenas se responden mutuamente. La trama es Shakesperana: Oberón le encarga a su compañero Puc que consiga una flor donde Cúpido incrustó por error su flecha haciendo así que la flor pueda tener la fuerza de enamorar a cualquier persona…
La obra es dirigida por Agustín Chenaur y Mariana Moschetto que decidieron conservar la dramaturgia original salvo por pequeñas variables. Claro, antes que nada debería gustarte la obra de Shakespeare y ser uno de los que lo defienden a capa y espada de la A a la Z. El mundo está lleno de aquellas personas que simplemente no pueden ser críticos con los clásicos. Pero, por otro lado, Chenaut y Moschetto hacen un buen trabajo. Bajo un juego de luces y música vertiginosa la obra empieza introduciendo al espectador en un estado onírico. Y es que la obra apuesta por ese sendero. Se juega todo el tiempo con los contrastes de la realidad, del sueño, de los miedos, de lo ridículo y lo certero y lo posible e imposible -una pareja de enamorados camina por el mismo bosque que una pareja de desenamorados. Un trío -totalmente onírico, lunático- de hadas del inframundo exponen sus planes y por otro lado, un cuartero de trabajadores se organizan como bufones y planean una actuación para la boda real -echo del cual Shakespeare se inspiró para hacer la obra.
La obra dura cerca de cien minutos, y es una buena apuesta tanto para niños como para niñas, y claro está: un adulto amante de Shakespeare tampoco puede perdérsela. La puesta en escena, las emociones, los gestos y los estímulos hacen de esta una obra infantil. Además de dirigir, Agustín Chaneaut actúa -y actúa bien- sosteniendo su extríonico personaje a lo largo de sus diálogos que brillan como una estrella en medio de sus compañeros que lo acompañan en gracia y soltura. Sofía Black Kali se muestra hermosísima, dulce, como un oasis perfecto en el desierto. Y un gran elenco -cerca de una docena de actores- los sostienen mientras las escenas se responden mutuamente. La trama es Shakesperana: Oberón le encarga a su compañero Puc que consiga una flor donde Cúpido incrustó por error su flecha haciendo así que la flor pueda tener la fuerza de enamorar a cualquier persona…
Por Fede Frisach
Publicado en:
http://www.espectaculosdeaca.com.ar/sueno-de-una-noche-de-verano-3/
24 de abril
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